Foto:Elsa Galup
Puro Arte y su muestra competitiva continúa abierta al público hasta mediados del mes de Junio. En la sala que recibe al visitante a la sede de la Asociación de Artesanos Artistas de la Ciudad de Matanzas, se exhibe una obra particular: un Coliseo Romano en pequeño formato, obra de los artistas Juan M. Carmona Blanco y Reynold Carmona Blanco, la que recibió el Tercer Premio del Evento, además de los de la UNEAC, ARTEX y el de la Popularidad.
Este se afilia al evento por su función de humidor, pretexto que sostiene por la estructura formal afín a determinados requerimientos del objeto en sí, pues permite incluso la presencia de un compresor para mantener y conferir la humedad necesaria, aquí pensado en el espacio que en la arquitectura original estaría fungiendo como espacio de batalla.
Realizado en las maderas de varilla y cedro, la obra reproduce el original tal como debiera haberse visto en sus años de gloria, respetando las formas que debieron utilizarse en el sistema del techo móvil y adecuando el fluvial a la función de humidor, pues en estos espacios radican las gavetas en las que se guardarían los tabacos, redefiniendo lo morfológico a partir de la necesidad de preservación del ambiente necesario.
El trabajo, valorado en 2500 cuc, sorprende por su majestuosidad y el sentido de réplica, la minuciosidad de los detalles y la dinámica que supone el contraste de los colores naturales de la madera, dispuestos de forma que acentúen los entrantes y salientes de la arquitectura, tal como lo haría la luz natural en los tiempos antiguos.
Para lograr estos efectos, los hermanos Carmona Blanco se documentaron a partir de películas, documentales, libros de Historia del Arte y toda la información que sobre dicha maravilla se puede encontrar en la Web, estableciendo el dominio de lo investigativo en el proceso de creación y ajustando sus resultados a la función del humidor y todos sus mecanismos necesarios.
Lo que impacta en este sentido es la correlación que esta función establece con un monumento histórico lejano en geografía y proceso histórico, pero que en nuestro contexto se impone desde el referente de un período inserto en la memoria histórica de nuestro pensamiento occidental como icono de belleza y creatividad por los sortilegios que supone su arquitectura. Es símbolo entonces de poder y espectáculo, elementos que hoy pondera la cultura mediática y que en esta obra son traspolados al habano como icono también de la nostalgia de lo identitario, ofreciéndole, en este sentido, el aura de lo sublime a nuestro propio proceso de construcción de la nacionalidad.
Este se afilia al evento por su función de humidor, pretexto que sostiene por la estructura formal afín a determinados requerimientos del objeto en sí, pues permite incluso la presencia de un compresor para mantener y conferir la humedad necesaria, aquí pensado en el espacio que en la arquitectura original estaría fungiendo como espacio de batalla.
Realizado en las maderas de varilla y cedro, la obra reproduce el original tal como debiera haberse visto en sus años de gloria, respetando las formas que debieron utilizarse en el sistema del techo móvil y adecuando el fluvial a la función de humidor, pues en estos espacios radican las gavetas en las que se guardarían los tabacos, redefiniendo lo morfológico a partir de la necesidad de preservación del ambiente necesario.
El trabajo, valorado en 2500 cuc, sorprende por su majestuosidad y el sentido de réplica, la minuciosidad de los detalles y la dinámica que supone el contraste de los colores naturales de la madera, dispuestos de forma que acentúen los entrantes y salientes de la arquitectura, tal como lo haría la luz natural en los tiempos antiguos.
Para lograr estos efectos, los hermanos Carmona Blanco se documentaron a partir de películas, documentales, libros de Historia del Arte y toda la información que sobre dicha maravilla se puede encontrar en la Web, estableciendo el dominio de lo investigativo en el proceso de creación y ajustando sus resultados a la función del humidor y todos sus mecanismos necesarios.
Lo que impacta en este sentido es la correlación que esta función establece con un monumento histórico lejano en geografía y proceso histórico, pero que en nuestro contexto se impone desde el referente de un período inserto en la memoria histórica de nuestro pensamiento occidental como icono de belleza y creatividad por los sortilegios que supone su arquitectura. Es símbolo entonces de poder y espectáculo, elementos que hoy pondera la cultura mediática y que en esta obra son traspolados al habano como icono también de la nostalgia de lo identitario, ofreciéndole, en este sentido, el aura de lo sublime a nuestro propio proceso de construcción de la nacionalidad.
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